martes, 5 de febrero de 2013

La felicidad de los canguros


Hace unos meses vi por televisión un documental sobre Australia. En un momento aparece la imagen de un campo de golf muy verde y cuidado y allí, completamente adaptados, canguros que juegan con una torpeza encantadora.
Me quedé mirando –sin dejar de sonreír– aquel espectáculo, mitad urbano, mitad salvaje, mientras pensaba que esos animales eran felices.
Con el paso de los días, me encontré pensando en que hay una conexión entre esa felicidad animal y la experiencia de la creación: lo que las une es lo extraordinario. Creo que ambos sucesos, la felicidad de un animal y la creación poética, por ejemplo, son hechos fuera de lo común. Son experiencias que carecen de paralelos. Es por eso que en la poesía soy tan feliz como un canguro en un campo de golf.




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