martes, 5 de febrero de 2013

El gato doméstico


No hay quien pueda traducir mi lenguaje
porque los dioses se ocuparon
de hacerme extraño.

Solitario habito el mundo de los hombres
mi espacio es el de los sueños que construyo
desde mi cuerpo recogido, anudado
sobre el mejor sillón de la casa;

un cuerpo cerrado sobre sí mismo
que reacciona a la escaramuza de los insectos veloces

y ante el ojo cazador
es mi cuerpo
una serpentina arrojada por el aire.

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