viernes, 31 de mayo de 2013

La armonía del río que corre

Como un edificio que se viene a pique. El derrumbe de la certeza del yo. No hay tal cosa. Una cabeza sin universo personal. En su lugar algo como la duda, una incógnita arrastrada por un océano agitado. Y la melancolía en todo. Ella es la madre. De allí el origen de la vida interior. Y el silencio. Porque la escritura no es más que una superficie desordenada y resbalosa. El orden está en la naturaleza y también el alivio. El valor de mi vida humana se comprueba ante la armonía del río que corre por su cauce, la vida está ahí, en la conexión con la tierra.

dibujo: Ana Sender

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