“Un cuerpo lleno de lágrimas y soledad” (Lars von Trier)
Cuando nacemos la primera
experiencia que vivimos es la adrenalina. Expulsados de la totalidad materna,
venimos al mundo en medio de nuestro llanto y el dolor ajeno; la separación es
el trauma. Las manos de los otros nos manipulan, alejándonos de lo conocido
hacia la extrañeza absoluta. El primer sentimiento que experimentamos es el
miedo.
Cuando nací el cordón estaba
enredado en mi cuello, cuenta la anécdota que salí de un color morado, dijeron
que era como una uva negra. Mi abuela se decepcionó al verme. Con los días la
anécdota cambió: la uva negra pasó a ser el bebé más lindo de la familia y el
orgullo de mi madre. Con mi padre buscaron un nombre. Lo sacaron de la
televisión, de otra niña bonita. Me bautizaron con ese nombre. A veces extraño
mi verdadero nombre. Una amiga me lo dijo alguna vez. Ese nombre anterior, el
de esa otra vida.